Rojo púrpura nace entorno a los años 2000 y 2009, para representar a mi hermano, Pablo Oliver, en lo que ya comenzaban a ser las redes. Lo usaba como correo electrónico. Nunca supe qué significaba para él, pero es cierto que lo representaba para mi. Quizás sea porque era el email desde el que me escribía cuando se pasaba los veranos en Tarifa con su vw Westfalia y haciendo windsurf, o cuando estuvo de viaje por Sudamérica durante 3 meses. Dios, cuánto lo echaba de menos. En esa época aún no existía WhatsApp y yo no tenía edad para usar messenger, pues era una niña por aquel entonces. Me pasaba muchas tardes aburridísima en casa, porque, aunque nos llevásemos 17 años y se dedicase a chincharme todo el tiempo, me divertía que estuviera allí. Cada vez que recibía un email suyo sentía felicidad y tristeza a partes iguales. Deseaba que volviera.

Nunca imaginé que 3 meses no serían nada en comparación con lo que llevo ahora echándote de menos. 9 años. Es cierto que brillas más fuerte que nunca, pero lo haces a muchos kilómetros de mi. En estos casos es cuando más importancia le damos a nuestros recuerdos, ¿verdad? Una foto antigua, descolorida y medio rota se convierte en nuestro mayor tesoro y agradecemos plenamente que alguien la tomara en aquel momento.

Por eso elegí la fotografía. Una bióloga con 1 grado y 2 másters a sus espaldas que decide cambiarlo todo  y comenzar de cero con el mundo audiovisual. Y os preguntaréis si realmente elegí bien: cuando mis ojos ven una mirada genuina, una caricia sincera, un momento emotivo, mi corazón da un vuelco y mi dedo aprieta el obturador. Me hace tremendamente feliz presenciar esos momentos y ser la creadora de los recuerdos que os acompañarán con los años, como me han acompañado a mi.

Nunca creí que existiera un mejor nombre para este proyecto, en honor a esa persona que siempre me sostuvo en mis mayores decisiones, a la que ya no tengo cerca pero que vuelve a mi memoria cada vez que leo: Rojo púrpura.